"El ser humano es una maquina de fabricar pensamientos críticos: juicios, opiniones, quejas; sin embargo, sus mejores obras las realiza cuando no piensa ni calcula. Esa inocencia, esa mente-de-niño, puede recuperarse a través de un entrenamiento en el arte de olvidarse-de-uno-mismo, de dejar atrás el ego, olvidar la sociedad y sus circunstancias temporales, siempre efímeras, impermanentes. Cuando esto se logra, entonces el ser humano piensa sin-pensar, sin-calcular, sin-enjuiciar. Piensa igual que la lluvia cae del cielo, que las olas surgen del mar, que las estrellas brillan eternas en el cielo, que las hojas de los árboles se mecen con la fresca brisa. De hecho, cuando recobra su pureza-de-niño, el ser humano se vuelve uno con la lluvia, el mar, las estrellas, la brisa."
Llevo varios meses pensando, pensando, pensando. Dando vueltas a esto de lo que cojones es la fotografía y el arte en general. Qué es valido y qué no lo es. Si todo es válido. Si todo es arte. Si cualquiera es artista. Hoy volvía a leer un artículo sobre el eterno debate de si la fotografía es arte o no es arte. No voy a hablar de eso, no obstante.
Ni voy a hablar de esta foto, que bien podría ser (o es) una auténtica y total mierda. Me da igual.
Voy a hablar de ti y de mí, como jueces infalibles e irreductibles.
BLUR . 1992. Estoy bastante confiado en que si sometiese a esta canción a referendum popular en España (por poner un ejemplo), y dando estas dos opciones:
a) Esta canción es una mierda.
b) Esta canción es una maravilla.
ganaría por aplastante mayoría la primera de ellas. A mí, sin embargo, me parece una de las canciones más bonitas, sinceras, misericordiosas, y amorosas jamás escritas. ¿Quién está en lo cierto entonces? Para gustos los colores, dices. Y sin embargo sigo oyendo a mi alrededor la eterna y escatológica sentencia: es una mierda.
El otro día hablaba con mi amigo Carlos (L. : hablo de mi Carlos, no de tu Carlos) sobre todas estas cuestiones y llegamos a la conclusión muy trabajada de que todo sería mejor si nos acercásemos al arte desde una perspectiva más humilde y receptiva. Y que en vez de decir "esto es una mierda", dijésemos "esto a mi no me gusta". Aún es más, que frente a algo que no nos guste nada, fuésemos capaz de descubrir aquello que mueve a que otras personas afirmen "esto es cojonudo". O mejor dicho, "Esto me gusta".
Pero es difícil: es algo que hacemos muchos, o todos: "Bisbal es una mierda", "El nuevo disco de Love of Lesbian" es una mierda. "Tus fotos son una mierda", "Esta tía es una mierda de persona".
Tenemos este juez dentro de nosotros que nos autoriza a calificar qué es una mierda y qué no. Quién es una mierda y quién no.
He estado un tiempo ausente de aqui. Lo siento, las quejas al 1004.
Hemos vuelto. No sabía con qué. Me ha venido la inspiración: mi madre guarda la primera fotografía que hice, con mi primera cámara. Si no me salen mal las cuentas, tenía 9 años. Está tomada en el Jarama (Madrid). Recuerdo tres cosas de ese momento:
1ª. Que me alejé del resto de mis compañeros de colegio para hacerla.
2ª. Que cuandofui a apretar el disparador, una vez hube encuadrado, pensé "Bueno, allá vamos".
3ª. Que quedé segundo en el concurso de fotografía del colegio. El mejor puesto.
Ha debido de llover en el Jarama.
Cámara: no lo sé
Película: No lo sé
Apertura : f/Nolosé
ISO: Aún menos, supongo que sería una 200 o 400. Igual hasta se llamaba ASA.
Quién me iba a decir que la última actualización del blog iba a estar tan relacionada con la siguiente. A humilde mi entender, el movimiento Democracia Real Ya, y el apoyo del pueblo de Madrid, contagiándo al resto de España, es una calco de los sucesos del 2 de Mayo de 1808. El pueblo ha aguantado hasta que por un "quítame allá esas pajas" ha dicho basta.
Los políticos y banqueros son los nuevos franchutes.
La maja —lo sabrán más tarde los artilleros— se llama Ramona García Sánchez, tiene treinta y cuatro años y vive en la cercana calle de San Gregorio. Al poco rato la releva un artillero. No es la única que en este momento participa en el combate. La inquilina del número 11 de la calle de San José, Clara del Rey y Calvo, de cuarenta y siete años, ayuda al teniente Arango y al artillero Sebastián Blanco a cargar y apuntar uno de los cañones, en compañía de su marido, Juan González, y sus tres hijos. Otras mujeres traen cartuchos, vino o agua para los que pelean. Entre ellas está la joven de diecisiete años Benita Pastrana, vecina del barrio, que salió a la calle al saber herido a su novio Francisco Sánchez Rodríguez, cerrajero de la plazuela del Gato.
También combaten la malagueña Juana García, de cincuenta años; la vecina de la calle de la Magdalena Francisca Olivares Muñoz; Juana Calderón, que tumbada en un zaguán carga y pasa fusiles a su marido José Beguí; y una muchachita quinceañera que cruza a menudo la calle sin inmutarse por las descargas francesas, llevando en el delantal munición para su padre y el grupo de paisanos que disparan contra los franceses desde el huerto de las Maravillas, hasta que en una descarga cerrada cae muerta por una bala. El nombre de esta joven nunca llegará a saberse con certeza, aunque algunos testigos y vecinos afirman que se llama Manolita Malasaña».
Pérez Reverte, A. (2007). Un día de Cólera. Madrid: Alfaguara.
Fórmulas de saludo antiguas y modernas.- Los griegos usaban dos verbos para el saludo: jaire (alégrate) y hygiaine (ten salud) que, desgastado su prístino significado directo (la salud es fuente de alegría), habían quedado reducidos a meras fórmulas repetitivas de saludo. Los romanos, a su vez, empleaban indistintamente dos verbos ave y salve, con valor de “salud, te saludo, sé salvo o sano, buenos días”. El ave se usaba ordinariamente por la mañana, y el salve por la tarde. Cicerón usa la expresión: “jubeo te salvere” (me alegraré de que estés bien). Además, se utilizaba también el verbo vale (sé fuerte) como fórmula de despedida. Catulo(epitafio): “in perpetuum, frater, ave atque vale” (hermano, te saludo y despido para siempre).
La novela narra la situación de Augusto Pérez, un joven rico licenciado en Derecho. Hijo único de Madre viuda, a la muerte de su madre no halla qué hacer con su vida hasta que un día, paseando sin rumbo, conoce a una guapa joven pianista, Eugenia Domingo del Arco de la que se enamora o cree enamorarse y cuya amistad trata de conseguir, cosa que efectivamente logra. Conoce a la familia de ella, que es también huérfana y vive con sus tíos, don Fermín, un “anarquista místico”, y doña Hermelinda.
Su cortejo es al comienzo rechazado por Eugenia, quien aclara a Augusto que ella ya tiene un novio, llamado Mauricio. Ante la respuesta de Eugenia, Augusto entabla una relación amorosa con una de sus sirvientas ocasionales, la señorita que le planchaba, Rosario. Después de algunas peripecias, Eugenia, movida, al parecer, por los celos, el instinto de competencia, y un quiebre con Mauricio, decide aceptar a Augusto como novio y futuro esposo. Se fija el día de la boda, pero antes de que ésta se realice, Augusto recibe una carta de Eugenia, en la que le dice que no se casará con él y que se ira a provincias con Mauricio, a vivir de un empleo que Augusto le había conseguido, porque Mauricio era un holgazán, y de sus rentas, las de la casa que Augusto les había cancelado la deuda de la hipoteca. Ante esto, Augusto decide suicidarse, pero antes decide ir a Salamanca a ver a Unamuno, con quien sostiene un dialogo memorable, en el que el autor hace el papel de Dios y Augusto el de criatura. Augusto recibe de Unamuno-Dios la revelación de que él, Augusto Pérez, no existe, sino que es una criatura de ficción y que está destinado a morir, no a suicidarse como él pensaba. Ante esto, Augusto se rebela, discute el carácter efectivamente real de Unamuno-Dios, lo desafía y le recuerda que él, Don Miguel, y todos los que lean, también han de morir. Abandona Salamanca muy confundido, dejando también muy perturbado a don Miguel, vuelve a su casa y Dios deja de soñarle: se “desnace”, es decir, se muere.
Esta escena no está preparada. Casualidades fotográficas, tenía planificado mostrar esta foto hoy en punctum, y se convierte en un homenaje y metáfora del Campeonato de Formula 1 2010. CHASCAZO.
Otra foto de playa más. +1 a los millones de fotos sobre playas que este verano se han tomado y/o subido a Facebook, Flickr, Picasa... (cuando digo millones, no es una expresión, es una estimación totalmente convencida). ¿Qué tendría de especial esta foto para querer subirla al Punctum?
Que es, simplemente, la mejor playa del mundo. Lo siento, no puedo decir donde está...
Bien, bueno, una breve explicación del por qué de esta foto y de la serie "Paredes":
Siempre he encontrado un poco aburridas las fotografías de objetos, paisajes, edificios y... paredes. Esa fotografía tiene que tener un "algo" extra para que me capte, y me cuesta encontrar "punctums" en estas fotos (ojo, opinión personal). Que me perdone el Grupo f/64, la nueva topografía, y que me perdone Stephen Shore y Brassäi (en su serie de "graffitis"). Por contra, las fotos que me han cautivado siempre han estado más cerca de Bruce Davidson, y más recientemente Anderson y Abbas. Fotos con historias dentro.
Ahora bien. como los principios están para romperlos, toca autofustigamiento con tres paredes que me parecieron "interesantes" en su momento.
Como esta foto, análisis políticos aparte (innecesarios en su obviedad).